Nicanor Isaías Posse, nació en Tucumán el 16 de enero de 1879, hijo de Nicanor Posse Romano y de doña Virginia Paz, de antiguas familias cuyos orígenes se pierden en la colonia española. Muy joven marchó a formarse en Buenos Aires y cursó sus estudios secundarios en el colegio Lacordaire. Luego se recibió de abogado, doctorándose en Derecho en la Universidad de Buenos Aires. En sus ratos libres, Posse frecuentaba el famoso gimnasio de las calles Juncal y Artes, donde entabló amistad con adelantados de la materia deportiva, tales como Jorge y Eduardo Newbery, los hermanos Nazar Anchorena y tantos otros que introdujeron varias disciplinas al país; entre ellas el box y la actividad aeronáutica. Fueron ellos quienes le contagiaron ese espíritu pionero. En el libro “Estampas de mi Tiempo” de César Viale, se lo recuerda como figura inconfundible entre gratas anécdotas ligadas a su condición de eximio deportista, dotado además de una puntería extraordinaria. Vuelto a su ciudad natal, Posse se impuso la tarea de sacudir la monotonía provinciana, proponiendo a sus conprovincianos congregarse en instituciones que brindaran el esparcimiento necesario para la formación integral de las personas. En una nota periodística para el diario La Gaceta, el Dr. Carlos Uriburu, recordaba que el Dr. Nicanor Posse tenía una especie de “fiebre de realizaciones.” Sostenía que en Tucumán había demasiado por hacer y era como si él intentara hacerlo todo. “Hay que fundar clubes –nos decía- para que los jóvenes empiecen a vivir de otra manera, a proyectar cosas en común, a cultivar el cuerpo y la amistad”. Por ende, a Posse le interesaba la filosofía de vida que, la sana actividad deportiva encierra. Así fue como introdujo el box a Tucumán. Fundó el club Monteagudo y además costeó a los primeros profesores de la materia; trajo a la provincia a don Alejandro Robacio, el primero que enseñó ese deporte entre nosotros. También importó guantes de box y el primer cuadrilátero profesional. En su faceta fundadora sobrevoló el fútbol, fundando y presidiendo el Club All Boys, institución que cumplió 100 años en el 2016 y que hoy guarda un recuerdo imborrable de quién fuera su mayor mentor. Concretó la fundación del Club Hípico de Tucumán, además de gestionar la primitiva pista de la especialidad. Junto al senador Manuel Cossio gestaron la ley de creación del actual hipódromo de Tucumán. Es recordado también en el ambiente por haber traído los primeros caballos pura sangre a la provincia. Experto esgrimista, personalmente dio las clases iniciales en el Club Social, mandando a construir las pedanas de dicha institución y costeando los elementos para la práctica. Fue propulsor del automovilismo, para lo cual comprometió todo su apoyo material y financiero, al punto que prestó dos de sus automóviles para las primeras carreras. Es el motivo por el cual nadie puede negarle la condición de pionero que tuvo, creando instituciones, practicando, enseñando y propagando deportes por toda la región. En una semblanza de su persona, alguien escribió que la figura del Dr. Nicanor Posse reflejaba la imagen de la pujanza necesaria para la realización de cualquier misión. Esta verdadera faena, fue realizada mientras desarrollaba una importante labor legislativa como diputado y senador provincial, propulsando leyes de neto contenido social y asistencial. Todo ellos ad-honorem. Por ello quizás, de entre sus aficiones, la aviación fue un amor especial para él. Y como sostenía el Dr. Uriburu: “la quería para servir a los demás; en sus fincas, por ejemplo, hizo construir pistas de aterrizaje y ellas facilitaban el traslado urgente de enfermos hacia hospitales de la ciudad. En Tafí del Valle, el servicio que montó salvó muchas vidas.” A pocos años del inicio de la aviación en el mundo, Posse logró reunir el concurso de un grupo de caracterizados tucumanos, entre los que se destacan Juan B. Teran, Alfredo Guzmán y José Frías Silva, entre otros, para fundar un club de vuelo en la provincia. Así el 12 de Diciembre de 1919 se fundó el Aéro Club de Tucumán, el segundo de la Argentina y uno de los primeros en Latinoamérica. En los hechos, ésta figura asociativa del vuelo no tenía mayores antecedentes y fue puntal para el desarrollo posterior. El Dr. Posse mandó a construir pistas en sus estancias de La Virginia en Burruyacu y en Potrero de las Tablas. También en Tafí del Valle y Termas de Río Hondo ciudad de la que también fue pionero y gestionó el ramal ferroviario que hacía su parada allí. Los aviones del Aéro Club aterrizaban con frecuencia, abriendo rutas aéreas en la vecina provincia de Santiago del Estero. Jóvenes entusiastas y hasta mujeres, tomaban los cursos y emprendían la actividad con mucha responsabilidad. La primera mujer piloto fue la señora Eugenia Valentié de Seriotte, y quedaron en el recuerdo las hazañas de don Ernesto Nougués con su célebre Curtis Oriole y del capitán Enrique Padilla, piloto de la primigenia aviación militar del país. Bajo su impulso, en su presidencia el Aéro Club de Tucumán llegó a adquirir singular importancia, al punto que Tucumán era la segunda plaza en cuanto a la envergadura de la actividad del vuelo, después de Buenos Aires. Al referido club comenzaron a llegar aviones de mayor porte, hasta que se construyó el aeropuerto local. La estructura del viejo club aún pueden observarse en la Avenida Brígido Terán al 400. Luego la empresa de aviación Panagra incluyó a Tucumán entre sus destinos y Tucumán quedó conectada por vía aérea con todo el mundo. Por todo ello se considera al Dr. Posse como uno de los principales propulsores de la actividad del vuelo en el NOA. El Dr. Posse falleció en Tucumán a los 56 años el 30 de Julio de 1937, una verdadera multitud lo despidió. Un busto en bronce realizado por el célebre escultor Prat Gay, lo recuerda en el actual aeropuerto internacional Benjamín Matienzo de Tucumán; la placa dice con justicia: “Dr. Nicanor Posse, pionero de la Aviación Argentina”.